El punto... ese gran incomprendido

Lees el titular, pinchas en el post y la primera vista: un párrafo eterno de aproximadamente 15 líneas (o más). No. No es un tratado de filosofía, ni una disertación sobre Teología de la liberación. No. Es simplemente un post de blog, que intentas leer desde el móvil mientras vas en el autobús. De entrada se hace denso, pones cara de susto, pero insistes. Te aventuras a leerlo y tomando una bocanada de aire, te sumerges en un párrafo con escasas comas y un lejano punto final.

Empiezas a leer y antes de entender, te das cuenta que necesitas respirar. En este punto, tienes dos opciones:

  1. Cierras el explorador del móvil y vuelves a cotillear en Facebook.
  2. En plan valiente intentas seguir leyendo (opción menos probable).
Internautas móviles en España 

Internautas móviles en España 

Muchos nos hemos encontrado con esta situación. Un texto interesante, plagado de buenas intenciones, bien documentado y con argumentos sólidos, pero que no logra su objetivo: llegar al lector digital. Aquí la palabra clave. Vivimos en la era digital y hay que ajustarse a ella. Hay que entender al lector y al dispositivo o plataforma desde la que éste accede al contenido. El internauta es cada vez más mobile. 

Si tomamos esta idea como premisa inquebrantable cuando redactamos un post, entenderemos que el texto debe ser claro, preciso y conciso. Tratar de transmitir lo que se quiere decir a través de oraciones cortas y que respondan a la estructura clásica de “sujeto – verbo - predicado”. Lo ideal es desarrollar una idea por párrafo que contenga alrededor de 5 líneas (más o menos).

Con esto no quiero decir que vamos al extremo de escribir en modo telegráfico; pero, si pensar que las oraciones subordinadas y los incisos, deben ser usados si se justifican y si son realmente necesarios. A grandes rasgos, una oración subordinada es aquella que depende estructuralmente de otra oración y que es la principal; en este sentido, la subordinada no tiene autonomía sintáctica.

En el caso de los incisos, son palabras o una frase explicativa, que se introduce en la oración para aportar información adicional. Los incisos deben ir entre comas y no son indispensables, por lo que si se suprimen, el párrafo sigue siendo coherente.

Aquí el equilibrio, el sentido común y la lectura en voz alta dictarán la cadencia de la lectura. Hay que perder el miedo al “punto” y entender que hoy día es un aliado. El uso y abuso de los recursos literarios clásicos no son compatibles con la tablet, ni con el smartphone. Mucho menos con el tiempo que los asiduos internautas dedican a la lectura de sus páginas favoritas. Esta información la hemos comentado en una infografía en nuestro blog, cuando hicimos referencia a los dispositivos de mayor uso en España y al tiempo de conexión que usualmente dedican. 

Por otra parte, el tiempo es cada vez más escaso para este tipo de actividades y la tendencia es a consumir información de forma rápida y que satisfaga la necesidad informativa en momentos puntuales. Los artículos más extensos, de análisis y con una maravillosa riqueza literaria, son más aptos para otro tipo de plataformas. Son para ser leídos, analizados y disfrutados en momentos de ocio y tranquilidad.

El objetivo de un blog es claro: ofrecer información valiosa, interesante, en formato concentrado y sobre todo, directo. Si bien la receta del “post perfecto” no existe, si tenemos a mano tácticas y estrategias para llevar a más lectores desde el título hasta el punto final. Evitar en la medida de lo posible, incisos explicativos y oraciones subordinadas, es una de ellas.